sábado, 13 de julio de 2024

Transformación Democrática en la Era Digital

Una “maldición” china, que algunos niegan, dice: “ojalá que vivas tiempos interesantes”.  Como todo en la vida, concurren puntos de vista diferentes y hasta contrarios. Unos afirman que es una “maldición” porque, aludiendo a la ironía, te desea que vivas en momentos inciertos, llenos de complejidades y dificultades, de crisis continua, que te perturben y te generen desasosiego; es decir, que no puedas vivir en paz. Otros, contrariamente, lo ven como un deseo de buena voluntad, porque esa frase podría entenderse como una manifestación para que tengas oportunidades de mejorar al enfrentar desafíos y adversidades, lo cual genera fortaleza, crecimiento personal, profesional y espiritual; es decir, que vivas momentos que te harán mejor persona y profesional.

Los tiempos que corren son interesantes. ¿Alguien lo dudad? Tenemos avances tecnológicos notables; conocimientos como nunca; una globalización e hiperconectividad que facilita la cooperación internacional, la innovación, enriquece la cultura individual y colectiva, facilita el intercambio de bienes y servicios, propicia el crecimiento económico, la reducción de la pobreza, entre otros múltiples beneficios. Pero, por otro lado, tenemos problemas recurrentes en temas políticos, económicos, sociales, religiosos y éticos. Sobran las fragmentaciones de las sociedades, la desinformación, las migraciones masivas, las desigualdades, las crisis de bienestar, salud y gobernabilidad, se agudizan los conflictos, enfrentamientos y otros riesgos emergentes. Es la paradoja de la abundancia desafiante, porque viviendo en un mundo sin precedentes en cuanto a recursos y conocimientos, seguimos enfrentando desafíos agudos, recurrentes y persistentes en áreas clave de nuestra sociedad, todos los cuales han debido superarse o, al menos, atenuarse; sin embargo, luce que no ocurre ninguna de las dos situaciones.

Por otra parte, la Democracia, el sistema político mayoritariamente preferido, estaba adoptado a comienzos del siglo pasado por, aproximadamente, 10 % de los países del planeta, y para finales del siglo XX por casi el 60 %. Quedaban atrás y se desvanecían los colonialismos, las monarquías, los imperios, las dictaduras, el fascismo, el comunismo, el socialismo, el totalitarismo. Los ciudadanos exigían participar, y la Democracia se los permitía. No obstante, después de dos décadas de este siglo XXI, el porcentaje de países democráticos ronda, aproximadamente, el 50 %. ¿Qué sucede y qué hacer para revertir este retroceso? No lo sabemos, pero la Sistémica y la Era Digital pueden ayudarnos a identificar causas y soluciones para revitalizar la participación ciudadana y lograr una Democracia renovada y sostenible.

Comencemos por el principio, definiendo lo más sencillamente posible los conceptos, para que tengamos la misma referencia.

Democracia: Sistema de gobierno en el cual el poder político lo ejercen los ciudadanos en forma directa o a través de sus representantes.

Sistémica: Enfoque para estudiar sistemas complejos, siendo éstos un conjunto de elementos que interactúan y se afectan entre sí para formar un todo organizado y funcional.

Era Digital: Periodo caracterizado por el uso extendido de tecnologías digitales (internet, computadoras y dispositivos móviles), que transforman la manera en que las personas se comunican e interactúan, así como las instituciones ofrecen sus servicios.

Los sistemas políticos, entendidos como instituciones, normas y personas que determinan cómo se organiza y ejerce el poder en una sociedad, son complejos. Razón primordial para abordarlos desde la perspectiva sistémica. Esto permitirá, entre otras cosas, identificar los elementos que los constituyen y comprender los efectos que cada uno genera sobre los demás: los cambios exigidos y sus factibilidades; el distanciamiento entre gobernantes y gobernados; el descrédito de las instituciones y de las personas; los conflictos sociales; la desconfianza en el liderazgo; la corrupción; la escasa participación de los ciudadanos en las decisiones; los sectarismos y los fanatismos; los riesgos; las oportunidades; la demanda de lo posible y lo deseable. La Sistémica ofrecerá una visión holística, identificará síntomas generales, no particulares, y aportará soluciones integrales. Ayudará a concebir una Democracia flexible, resiliente y de mejora continua. Creará canales efectivos y transparentes de comunicación y participación ciudadana, así como mecanismos de rendición de cuentas, para armonizar las exigencias y demandas de los ciudadanos con los resultados y la conducta de los responsables. Ayudará al diseño de políticas públicas sostenibles, considerando el largo plazo y enfoques multidimensionales. Fomentará una mayor participación y empoderamiento ciudadano, asegurando que las voces de diferentes grupos y comunidades sean escuchadas y consideradas en el proceso de toma de decisiones.

La Era Digital tiene mucho que aportar. Las Redes Sociales (RRSS), conformadas por múltiples aplicaciones, son una muestra del interés del ciudadano de expresar sus deseos y opiniones. Han alcanzado una amplísima audiencia. Propagan ideas, aglutinan y movilizan grupos de ciudadanos en torno a determinados temas. Ya existen Aplicaciones de Participación Ciudadana, pero pueden ampliarse y repotenciarse. Algunas incluyen sistemas de gestión municipal, estadal, o nacional; foros deliberativos en línea para debatir propuestas legislativas antes de su votación; encuestas y consultas populares en línea para recabar información sobre diversos temas; talleres virtuales de creación conjunta de políticas, donde ciudadanos y funcionarios colaboran en su diseño; sistema de gestión donde los ciudadanos pueden opinar sobre la calidad de los servicios públicos; modelos predictivos para políticas públicas que simulen el impacto de nuevas leyes antes de su aprobación; sistemas de alerta temprana basados en el análisis de datos de redes sociales y otros indicadores para detectar posibles conflictos. La masificación de estas acciones puede tener un impacto significativo en la mejora de la transparencia, la participación y la eficiencia de los sistemas democráticos. Implementar estas soluciones fortalecerá la democracia y la hará más receptiva a las necesidades y deseos de la ciudadanía, fomentando un mayor sentido de pertenencia entre los ciudadanos.

Convirtamos en bendición la "maldición" de vivir en tiempos interesantes, aprovechemos la paradoja de la abundancia desafiante. La clave está en la participación. ¿A qué esperamos?