Sí, aunque usted no lo crea, pronto tendremos una funcionalidad adicional en nuestros teléfonos inteligentes: la del colchón. Bueno, realmente dispondremos de una de las funciones del colchón, no de todas. Vamos por pasos. Comencemos por la definición de dinero (la que nos interesa en este artículo): “es el conjunto de monedas y billetes que se usan como medio legal de pago”; es decir, lo que conocemos popularmente como el efectivo, el “dinero contante y sonante”. Es el dinero que todos nosotros llevamos en nuestras carteras, aunque en tiempos no muy remotos algunos lo guardaban bajo o dentro del colchón (desconozco si esta práctica se mantiene). Para pagar productos y servicios, el efectivo es el único medio de pago que podemos utilizar sin necesidad de medios electrónicos y no puede ser rechazado por quien lo recibe. Es un medio de pago legal y aceptado globalmente (aunque existen excepciones). Sin embargo, el uso del efectivo no está exento de inconvenientes: altísimos volúmenes de uso de materiales en su elaboración, control, transporte, almacenamiento (papel, tinta, maquinarias, personal y otros), los riesgos de robo y deterioro dificultan transacciones que requieren altas cantidades o las que se realizan a distancia. Todo lo anterior con significativos e incesantes aumentos de costo. Por otro lado, y simultáneamente, la tecnología asociada con el dinero ha evolucionado notablemente ganándose la confianza de los usuarios para realizar pagos electrónicos, transferencias bancarias, consultas de saldos, ejecutar inversiones y otras transacciones. La conjunción de ambas situaciones llevó a distintos grupos de interés a pensar en la creación del “efectivo digital” para remplazar el efectivo. En este punto es oportuno resaltar que “el dinero digital” existe desde hace tiempo, mientras que el embrionario “efectivo digital” es un subconjunto de él. Recientemente han nacido o están naciendo ideas sobre el “efectivo digital”. La Unión Europea está próxima a lanzar el euro digital (¿2025?). ¿Qué significa exactamente el euro digital? Pues que tendremos la oportunidad de disponer en nuestra “billetera digital”, que está en nuestro smartphone, ciertas cantidades de “efectivo digital”; en decir, que no tendremos billetes ni monedas, sino un registro electrónico equivalente, que podremos utilizar sin necesidad de interactuar con nuestros bancos, manejarlo directamente entre nosotros y quien lo recibe, o entre quienes nos lo ofrecen y nosotros. Podremos realizar las mismas transacciones que hacemos con el efectivo. Si bien no todo son ventajas, sí habrá ventajas para todos. Dentro de los puntos de atención están los mismos que se presentan con el uso de la tecnología; por ejemplo, se facilitaría el hurto a distancia sustituyendo el conocido: “la bolsa o la vida” por algún emoticón burlón; la cobertura es un tema relevante, puesto la tecnología aún mantiene brechas y exclusiones en personas y áreas geográficas; y, una consideración no menor, es el de la confidencialidad, puesto que el registro de nuestras transacciones en efectivo, si son montos no significativos, no tienen interés ni control por parte de las autoridades y permanecen anónimas, mientas que con el “efectivo digital” existe una gran polémica, porque podría tenerse la traza de todas las transacciones, independientemente de los montos. En cualquier caso, recordemos que nuestro teléfono inteligente será, a corto plazo, nuestro nuevo colchón para conservar el efectivo. No olvidemos trasvasar ese efectivo cuando botemos el colchón (cuando cambiemos el equipo telefónico).