sábado, 4 de junio de 2011

El Gobierno de la Tecnología de Información (TI):¿Esnobismo o madurez?

Las organizaciones actuales son cada vez más dependientes de la Tecnología de Información (TI). El desarrollo continuo y acelerado de novedades, la globalización y la complejidad, son retos que exigen a los hombres de negocio cada vez más dedicación, innovación, conocimiento y sentido de oportunidad. Se deben aprovechar los recursos presentes (humanos, técnicos, financieros, administrativos) y anticipar los que serán necesarios en función de la evolución del Negocio.

El Gobierno de las TI ha tenido, y continúa teniendo, similitudes con la comedia producida en 1984 “¿Quién manda a Quien?” (Who’s the boss?), donde en una relación de empleado–empleador no se tenía certeza de quién establecía las pautas y tomaba las decisiones. Asimismo, podemos hallarle parecidos con la novela Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes Saavedra, por las no pocas “locuras” que implica; por las gestiones que se han promovido a lo largo de los años, todas con buenas intenciones, pero muchas con resultados trágicos y otros cómicos; así como por todas las realidades y ficciones que se han creado en su entorno.

Con el devenir de los años la TI ha pasado de líder a seguidor. De “empleador a empleado”. De establecer lineamientos e influir en la decisiones del Negocio a ser una palanca de las estrategias y objetivos del Negocio. Hoy, los intereses del Negocio se están anteponiendo a los de TI. Lo que ayer era ilusión, se ha transformado en realidad. Es por ello que en la actualidad se define el Gobierno de TI como el conjunto de esfuerzos dirigidos a liderar, crear y gerenciar estructuras y procesos que aseguren que la TI esté alineada con la estrategia del Negocio, que contribuya al logro de los objetivos de éste, que controle los riesgos y asegure que los recursos sean utilizados responsable y apropiadamente. El Gobierno de TI se ha subordinado al Gobierno del Negocio. Por lo antes indicado, el Gobierno de TI es responsabilidad de los Ejecutivos y de la Junta Directiva. La Alta Dirección del Negocio debe interesarse, liderar, propiciar, comunicar y evaluar el valor que la TI está aportando a la organización.

Aunque el concepto de Gobierno de TI está cobrando auge, no es nuevo. En 1998 se constituyó el Instituto de Gobernabilidad de TI (IT Governance Institute – ITGI), que, entre otros objetivos, tenía el de difundir el concepto. Durante los años noventa hubo abundante literatura sobre el tema. En 2003, Gartner elaboró una encuesta, encontrando que el Gobierno de TI estaba dentro de las tres principales prioridades de los CIO (Chief Information Officer - responsables por la TI en la empresa) En la actualidad, y pese a que todo ejecutivo o director de cualquier empresa reconoce y acepta la importancia de disponer de los adecuados recursos de TI, algunos no han asumido la responsabilidad por el Gobierno de TI. Hacen un acto de fe, aceptando la incorporación de sistemas, equipos, personal, adecuando estructuras y elaborando proyectos que requieren, entre otras cosas, presupuesto y tiempo. Presupuesto al cual pocas veces le ve su retorno o beneficio; y tiempo que, por lo general, parece extenderse ad infinitum. Otros, más indiferentes, practican la fisiocracia tecnológica; es decir, no hacen nada (“laissez faire, laissez passer” -dejar hacer, dejar pasar).

Por otra parte, las organizaciones que han adoptado un Gobierno de TI y que han institucionalizado buenas prácticas, si bien no han obtenido todos los resultados esperados, sí están consiguiendo sacar ventajas, maximizando los beneficios, capitalizando las oportunidades y ganado competitividad. En junio de 2008 se publicó la norma ISO/IEC 38500:2008, para el Gobierno Corporativo de la TI, con el propósito de suministrar un marco de principios para apoyar objetivamente a la Alta Gerencia en esa tarea. La norma establece que la Alta Dirección del Negocio debe Gobernar la TI mediante tres tareas principales:

Evaluar: examinar y juzgar el uso de las TI (actual y futuro), incluyendo estrategias, propuestas y acuerdos de abastecimiento (internos y externos).
Dirigir: la preparación y ejecución de políticas y planes, asignando responsabilidades. Asegurar la correcta transición de los proyectos a Producción, considerando los impactos en la operación, el negocio y la infraestructura. Impulsar la cultura de buen gobierno de TI en la organización.
Monitorear: mediante sistemas de medición, vigilar el rendimiento de la TI, asegurando que se ajusta a lo planificado.

Igualmente, la ISO/IEC 38500:2008 instituye seis principios para un buen Gobierno de TI:

Responsabilidad: todos deben comprender y aceptar sus responsabilidades en la oferta, demanda y uso de TI. La responsabilidad debe corresponderse con la autoridad.
Estrategia: los planes estratégicos de TI deben enmarcarse dentro de la estrategia del Negocio.
Adquisición: las adquisiciones de TI deben hacerse por razones válidas, con base en análisis apropiados y continuos, con decisiones claras y transparentes. Debe existir un equilibrio entre beneficios, oportunidades, costos y riesgos, tanto a corto plazo como a largo plazo.
Rendimiento: la TI debe estar dimensionada para dar soporte a la organización, proporcionar servicios de calidad y cumplir con las necesidades actuales y futuras.
Conformidad: La función de TI debe cumplir todas las legislaciones y normas aplicables. Deben existir políticas y prácticas claramente definidas, implementadas y divulgadas.
Conducta humana: Las políticas de TI, prácticas y decisiones deben demostrar respeto por la conducta humana, incluyendo las necesidades actuales y emergentes, de toda la gente involucrada.

Estamos seguros de que si una organización adopta un buen Gobierno de TI logrará aumentar los beneficios tangibles de sus inversiones, ampliar la lealtad de sus clientes, reducir y controlar los riesgos, mejorar sus servicios y, en general, satisfacer las expectativas de los grupos de interés asociados.

Por lo anterior, lo invitamos a que reflexione acerca de su nivel de Gobierno sobre las TI en su Negocio; a que considere las opciones; a que incorpore los elementos que le permitan materializar las ventajas que ella ofrece y a que tome el mando sobre su gestión.